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26 de octubre

No seas tú

Pastor Mike Novotny

 

Una de las cosas más ofensivas que dijo Jesús fue: «El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame»(Marcos 8:34). Reflexiona sobre las palabras «el que quiera», «debe», «negarse» y «a sí mismo», y te darás cuenta de por qué ofensiva es la descripción correcta de la enseñanza de Jesús.

Al decir esto, Jesús está rechazando el tema número uno de la cultura moderna: Sé tú. Sé fiel a ti mismo. Abrázate a ti mismo. Vive tu verdad. El tema de casi todas las películas que vendemos a los niños es, aparentemente, exactamente lo contrario de lo que dijo Jesús. ¿Sabes por qué lo dijo Jesús? Se me ocurren dos razones:

Primero, porque somos criaturas de comodidad. Si un pecado nos hace sentir bien, lo elegiremos, independientemente de lo que Jesús tenga que decir al respecto. Por lo tanto, para seguir a Jesús por su camino, debemos negar el deseo de tomar nuestro propio camino y confiar en que él nos está llevando a la mayor comodidad a largo plazo. 

En segundo lugar, porque la gracia no es lógica. Nuestros cerebros no pueden entender un amor que se da a personas que no lo merecen en absoluto. Así que si queremos encontrar consuelo en ser amados por los siglos de los siglos, entonces debemos negar nuestras inclinaciones naturales de ganar/merecer/ser dignos y en su lugar seguir a Jesús hasta su cruz y su tumba vacía. Puede que sea irracional que Dios nos perdone gratuitamente por todo, pero esta es la locura del Evangelio.

No seas tú mismo. Sé lo que Dios te ha llamado a ser: un pecador arrepentido que se convierte en santo a través de Jesús.

 

Oración

 

Señor, confieso que he caído en el engaño de anhelar, procurar y trabajar para llegar a la mejor versión de mí mismo. Una versión digna de la admiración y la validación cultural, ética y social. Pero tu palabra me asegura que aún mis mejores buenas obras son delante de ti como un trapo de inmundicia. Me pides que me niegue a mí mismo y tome mi cruz. Eso choca frontalmente con mi lógica y formación. Perdona, Señor, este mi soberbio pecado pues solo la perfección del salvador es verdadera y grata delante de ti. Te doy gracias porque gratuitamente me atribuyes esa perfección, por Jesucristo, tu Hijo. Amén.