29 de agosto
Un antídoto contra el pecado
Pastor David Scharf
Lea acerca de cómo Dios sacó a Israel de la esclavitud en Egipto y notará un estribillo frustrante: «Israel murmuró contra el Señor». ¿Cómo podían murmurar contra el Dios que los salvó de la esclavitud? Parte de la razón por la que a ti y a mí nos frustra el estribillo es que es algo familiar en nuestras vidas.
En una ocasión, Dios envió serpientes a morder al pueblo para despertarlo de sus quejas. Moisés oró por ellos y Dios le dijo: «Haz una serpiente como éstas, y ponla en un asta. Todo el que sea mordido y la mire, vivirá»(Números 21:8). Puede parecer una locura que mirar a una serpiente condujera a la curación, pero funcionó porque Dios lo había prometido. Dios no eliminó las serpientes venenosas, sino que se ocupó del veneno.
Dios ha hecho lo mismo por nosotros. La serpiente venenosa a la que me refiero es el pecado. ¿Te ha mordido esa serpiente hoy? Vale, es una pregunta tonta. He aquí una pregunta mejor. ¿Qué tan mal te ha mordido hoy? Eso es más exacto, ¿no? El pecado es horrible. El pecado es mortal. El pecado duele.
Dios nos ha dado la respuesta al veneno del pecado. Cuando Jesús murió y resucitó, pagó por nuestros pecados en su totalidad. Jesús dijo: «Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna»(Juan 3:14,15). Sigue mirando a Jesús, ¡tu antídoto contra el pecado!
Oración:
Misericordioso Dios, también yo fui mordido por el pecado y su veneno me hizo mucho daño. Te doy gracias porque levantaste al salvador para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Concédeme que mi mirada siempre esté enfocada en la obra salvadora de la cruz y en el redentor que dio su sangre para mi salvación, por Jesucristo tu Hijo. Amén.