Hay momentos en la vida en los que el alma susurra. Nos invita a detenernos, a mirar hacia adentro, a escuchar con profundidad lo que el corazón viene diciendo hace tiempo. El coaching, para mí, fue esa puerta. Una invitación a reconectar con mi esencia, a acompañar a otros en sus propios caminos de despertar, y a recordar que todos llevamos dentro la sabiduría que necesitamos.
Cuando el cuerpo habla desde la raíz, no lo hace con palabras.
Lo hace con peso, con tensión, con un susurro que pide descanso.
Hoy escuchamos lo que la espalda baja guarda.
Lo que sostiene. Lo que ya no quiere cargar.