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Hay momentos en la vida en los que las palabras no bastan. Momentos en los que no necesitas explicaciones, ni señales visibles… porque lo sientes.
Sientes Su presencia.
El aire cambia, tu corazón se aquieta, y algo dentro de ti sabe: el Espíritu Santo está aquí.
Su presencia no siempre llega con ruido o manifestaciones visibles. A veces, es ese susurro suave en medio del silencio. Otras veces, es una corriente de paz que te envuelve cuando el miedo quiere dominarte. Y otras, es fuego… un fuego que arde sin consumirte, que te purifica, que te recuerda que no estás sola
Jesús prometió esto:
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre; el Espíritu de verdad...” Juan 14:16-17:
El Espíritu Santo es ese Consuelo que llega cuando nadie más puede entenderte.
Es la voz que calma tu mente cuando el enemigo quiere llenarte de dudas.
Es el abrazo invisible que te recuerda que eres amada, aun cuando no lo sientes.
Cuando el Espíritu Santo toca tu corazón, no solo te conmueve… te transforma.
Comienzas a ver la vida diferente.
Las heridas se vuelven enseñanza. La tristeza se convierte en adoración. Y donde antes había miedo, ahora hay fe.
Su presencia no es algo que se gana, sino que se recibe. No se trata de hacer, sino de estar. De abrir el corazón, cerrar los ojos y decir:
“Espíritu Santo, bienvenido. Haz en mí lo que solo Tú puedes hacer.”
“No es con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” – Zacarías 4:6
Cuando el Espíritu se acerca, todo cambia.
Tu voz tiembla, tus lágrimas fluyen, pero no son de tristeza, sino de entrega.
Es el momento en el que sabes que no necesitas nada más, porque lo tienes a Él.
Hoy, mientras escuchas estas palabras, tal vez estás pasando por una batalla silenciosa.
Detente un momento.
Respira…..
Invita al Espíritu Santo a estar contigo.
Él no necesita una invitación perfecta. Solo necesita un corazón dispuesto.
Y cuando venga —porque vendrá—, sentirás esa paz que sobrepasa todo entendimiento.
Sentirás su toque, su abrazo, su voz.
Y sabrás… que el cielo está más cerca de lo que pensabas.
“Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” – 2 Corintios 3:17
Palabras de Bendicion
