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Nos encantaria Saber de ti y tu experiencia con palabras de Bendicion, envianos un mensaje de texto

A veces, al mirar a la iglesia, no veo al Cristo que abrazaba.
 Veo templos llenos… pero corazones vacíos.
 Veo manos levantadas… pero ojos que no miran con compasión.
 Veo labios que pronuncian Su nombre… pero que olvidan amar.

Y me pregunto:
 ¿En qué momento la iglesia se volvió tan fría?
 ¿En qué momento dejamos de ser ese cuerpo que sana, que levanta, que perdona?

Cristo no fundó una religión…
 Cristo formó una familia.
 Una familia que debía reflejar Su amor en cada palabra, en cada acto, en cada mirada.

La iglesia necesita volver al amor.
 Necesita recordar que el amor fue el idioma original del Reino.
 Antes de las reglas… antes de los títulos… antes de los ministerios… estaba el amor.

Jesús no dijo: “Por su conocimiento los conocerán.”
 Dijo: “Por su amor los conocerán.”
 Y sin embargo, hoy muchas veces juzgamos más de lo que amamos,
 criticamos más de lo que sanamos,
 y señalamos más de lo que abrazamos.

Hay heridos que dejaron de venir,
 no porque no creyeron en Dios,
 sino porque no encontraron Su amor en nosotros.

Hay corazones que llegaron buscando consuelo,
 y encontraron juicios.
 Buscaban un refugio…
 y hallaron puertas cerradas.

Y el cielo llora…
 porque la iglesia que debía reflejar el corazón de Cristo,
 ha dejado de latir al mismo ritmo que Él.

El amor es el fuego que enciende el altar.
 Y cuando el amor se apaga, la presencia se enfría.
 Podemos tener luces, coros, prédicas…
 pero sin amor, no hay vida.

El apóstol Pablo dijo:
 "Si no tengo amor, nada soy."
Nada.
Porque sin amor, la iglesia pierde su propósito,
su voz, su poder, su esencia.

El amor no es debilidad.
 Es la mayor fuerza del Reino.
 El amor no ignora el pecado…
 lo cubre con gracia y lo transforma.
 El amor no calla la verdad…
 la habla con lágrimas, no con piedras.
 El amor no se rinde…
 espera, ora, y abraza.

Señor…
 perdónanos si hemos perdido el rumbo.
 Si en nombre de la santidad hemos olvidado la compasión.
 Si en nombre de la verdad hemos herido en lugar de sanar.

Devuélvenos al primer amor.
 A ese fuego que ardía cuando solo queríamos Tu presencia.
 Enséñanos a amar como Tú amas:
 sin medida, sin condiciones, sin orgullo.

Haznos una iglesia que llora con el que llora,
 que abraza al rechazado,
 que ora por el que falla,
 que celebra la restauración más que la caída.

Vuelve a encender en nosotros el amor que conmueve el cielo.
 Haznos Tu reflejo, Jesús.
 Una iglesia viva, humilde, compasiva… y llena de amor.
 Amén.

El avivamiento que Dios quiere no comienza con ruido,
 comienza con amor.
 Cuando la iglesia vuelve a amar,
 el mundo vuelve a creer.

“Cuando la iglesia vuelve a amar, el mundo vuelve a ver a Cristo.”

Dios te Bendiga!

Palabras de Bendicion