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3. La figura del sabio náhuatl en su función de maestro
“Maestro de la verdad, /no deja de amonestar. / Hace sabios los rostros ajenos, / hace a los otros tomar una cara, / los hace desarrollarla. / Les abre los oídos, los ilumina. / Es maestro de guías, les da su camino, de él uno depende. /Pone un espejo delante de los otros, / los hace cuerdos y cuidadosos, / hace que en ellos aparezca una cara
Los tlamatinime, “aquel que sabe algo”, los sabios, hombres dedicados a penetrar en el conocimiento de las antiguas doctrinas toltecas habían dejado en ciertomodo para el culto popular de los dioses, los innumerables ritos y sacrificios de la re-ligión náhuatl.

El hombre de rostro sabio y corazón de piedra es un ser en búsqueda de su madurez, no da su corazón a cada cosa, esto le permite preguntarse sobre su finalidad.
El ideal de la educación nahua era forjar:
“El hombre maduro: / Corazón firme como la piedra, /Corazón resistente como el tronco de un árbol; / Rostro sabio. / Dueño de un rostro y un corazón, /Hábil y comprensivo”