El gran rey David, tuvo en su corazón hacer un edificio en el cual morase el arca del pacto que representaba la presencia de Dios. Dios nunca mandó a tribu alguna hacer esto. Pero le concedió a David que un hijo suyo, lo hiciera. Así el rey Salomón, con los recursos acumulados por su padre, más los que él mismo recaudó, hizo una espléndida obra que llenó de gran gozo y esperanza el corazón de Salomón y de todo el pueblo de Dios