En el pasaje que nos corresponde hoy, podremos ver cómo el gozo del evangelio, que es Cristo mismo, es nuestro reposo. Si bien los relatos que aquí aparecen juntos no necesariamente se dieron en el mismo orden presentado, su relación es muy lógica puesto que pone de manifiesto la oposición que comienza a tener el ministerio de Cristo de parte de los grupos religiosos más sobresalientes de entonces.