Cristo tiernamente ve su necesidad y les da de comer haciendo un gran milagro de multiplicar cinco panes y dos peces para alimentar a más de cinco mil personas, señalando así que él es el pan de vida, que solo él es suficiente para todas las necesidades de su pueblo, o como aprendimos en la oportunidad anterior, solo Cristo sacia, por lo que no hay necesidad de buscar en el mundo, en nada ni en nadie, lo que solo Cristo puede dar.