Iniciamos nuestra reflexión considerando a manera de introducción lo que el apóstol Pablo enseñó a los Filipenses en otra oportunidad “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil. 1:6). Pablo está seguro que Dios no deja nada inconcluso