LaRutaNatuRaL #2. La Ruta Actual.
A principios de enero, la información de que un nuevo virus había aparecido en China preocupaba a la comunidad científica y comenzaba a salir en ciertos periódicos. El 23 de enero, las autoridades chinas decretaron la cuarentena de Wuhan y pronto todo Hubei. Casi 60 millones de personas fueron confinadas a sus hogares durante la noche. Se podría decir que se acostaron libres y se despertaron confinados.
Solo un régimen autoritario podría imponer tales medidas en tan poco tiempo, así lo observó perplejo el resto del mundo. El presidente Xi Jinping reapareció mes y medio más tarde, el 10 de de marzo, en Wuhan para proclamar que la victoria de China sobre la epidemia estaba "cerca". Desde entonces, la máquina de propaganda china se ha puesto en marcha para imponer su propia cuenta de la gestión de la pandemia.
Nada más dar comienzo la crisis, algunos predijeron que el coronavirus sería el "Chernobyl" de China, en referencia a cómo las mentiras del Kremlin sobre este accidente nuclear habían acelerado el colapso de la Unión Soviética. Estaban equivocados. Después de su confusión inicial, el partido gobernante y único de China rápidamente impuso la cuarentena. Y este confinamiento, aparentemente, ha funcionado bien incluso otros países han copiado.
Es difícil decir si el historial chino en términos de gestión de la Covid-19 es tan impresionante como el país quiere hacernos creer, y que es tan bueno como el de democracias vecinas al estilo de Corea del Sur y Taiwán.
Para las grandes potencias la pandemia aparece como una oportunidad para ampliar sus áreas de influencia.
Mientras que todos los países se están cerrando sobre sí mismos para tratar de detener la propagación del coronavirus, China ha pasado directamente a la ofensiva con la herramienta de la diplomacia de las mascarillas con la cual está estrechando sus vínculos y fortaleciendo su cooperación con los países de Europa central y oriental. De esta manera China parece ocupar un espacio que han sido abandonadas por la influencia de los Estados Unidos. Todavía es muy temprano para saber si en el futuro el mundo entero reconocerá a China por haber puesto fin al virus de manera rápida e impecable, o si por el contrario la historia culpará al gigante asiático por haber hecho desaparecer, por levantar la voz sin permiso, a los médicos de Wuhan, quienes fueron los primeros en hacer sonar la alarma.
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