Arde mi interior,
el de él,
el de ella,
el de vosotros,
el de ustedes,
el nuestro,
ardemos todos...
¿no escucháis el crujir de la llama?
¿no escucháis el lamento que tenéis dentro?
Parad un poco,
sentid el silencio,
notad el calor,
su movimiento...
Ahora pensad,
por un momento...
¿creéis que quedará impune tanto sufrimiento?
¿creéis que merecemos el paraíso cuando lo tratamos cual infierno?
Pobre raza humana,
ignorante,
prepotente y mundana...
¿No os dais cuenta que lo que arde es nuestra piel,
lo que se seca es nuestra sangre y los que corren son nuestros remordimientos?
Pararos y escuchad,
escuchad,
escuchad como ardemos por dentro...
PLANTAR, PLANTARSE Y REPLANTEARSE