Hola Pepa buenos días, pues si, hoy vamos a tratar un tema que todavía no hemos tratado pero que está a la orden del día -y por desgracia- lo estará cada vez más. Adicciones, pero sin drogas de por medio.
Claro, pero no solo eso, sino mucho más. Por ejemplo, la archiconocida “dependencia emocional” también puede ser considerada una forma de adicción, a cierto tipo de relaciones o sentimientos. De hecho ¿sabes qué? Realmente podemos volvernos adictos a cualquier cosa.
No hay que alarmarse, lo que haremos es dar unas pequeñas señales para que la gente pueda guiarse, aunque hay que señalar que el autodiagnóstico NO ES UNA BUENA IDEA.
Pues mira, son las siguientes: Imaginamos por ejemplo que nos estamos empezando a dar cuenta de que pasamos mucho tiempo con el móvil ¿ok? Pues bien;
Podemos decir en general que cualquier conducta puede convertirse en un problema de adicción cuando empieza a ocupar demasiado tiempo en nuestra vida y además, interfiere de manera significativa en nuestros quehaceres diarios y en nuestro bienestar emocional.
Además, una de las cosas más complicadas de este tipo de adicciones es que muchas veces no nos damos ni cuenta, puesto que el deterioro físico que sí provocan las adicciones con sustancia no existe o es bastante inferior.
Es cierto que probablemente puede ser adicta a la conducta de comprobar el móvil, redes sociales, y realmente no se está dando cuenta. De hecho, no es raro en consulta pautar una desconexión del móvil y que la persona venga diciendo que se siente mucho mejor, cuando el motivo de consulta era otro bien distinto. Es decir, la persona estaba enfocando un problema que realmente no era el problema principal, sino un problema secundario.
Como decía es lo primero es ser conscientes: revisar de vez en cuando las señales que hemos comentado nos ayudará a mantener un mínimo nivel de consciencia sobre nuestro estado al respecto. Nos hemos centrado un poco más en el móvil, pero me gustaría señalar que estas señales aplican a cualquier tipo de conducta: jugar a videoconsolas, estar con la pareja, apuestas (ojo entre los jóvenes, hablaremos de esto), etc.
Lo segundo es: si detectamos que cumplimos estas señales (no es necesario cumplirlas todas), lo recomendable sería buscar ayuda de un especialista, que voy a matizar, el especialista para estos casos NO es el médico de cabecera, es el psicólogo. Los ansiolíticos pueden ayudarnos, pero no nos van a “curar”. Sí podemos acudir al médico si es para buscar derivación al psicólogo. La suigente opción es por supuesto buscar ayuda de un profesional de la psicología.
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