La caridad empieza
por dejarse a mar por Dios para dedicarse al prójimo. Hoy celebramos
a San Juan Eudes, que se dejó guiar siempre por el amor a Dios y
a los demás como a uno mismo. Nacido en la segunda mitad del siglo
XVI en Francia, desde pequeño muestra un gran fervor hacia Cristo y
su Santísima Madre.
Poco después ingresa y se forma en el Colegio
de los Jesuitas de Jaén donde estudiará Teología. Posteriormente
se une a la Congregación del Oratorio. Ordenado sacerdote, asiste a
los enfermos, encargándose también de predicar las misiones,
sumando ciento diez.
Una de sus preocupaciones era ver cómo la Fe se
enfriaba en los ambientes, lo cual repercutía en una indiferencia
total. Poco después funda una casa que acoja a las mujeres de mala
vida que se convierten. Es la Congregación de las Hermanas de
Nuestra Señora de la Caridad, proyecto que encomendará a las
religiosas para él consagrarse a los sacerdotes.
Para ello funda los
Padres eudistas. Su clave era que los ministros del Señor estuviesen
bien cuidados y preparados para que formasen ellos a las almas
confiadas. Así se ofrecen a la Santísima Trinidad como Guía de la
iniciativa que encontrará no pocas dificultades, hasta su definitiva
aprobación.
Los últimos tiempos de su vida los dedicará a escribir
sobre la Virgen María y el Misterio de la Maternidad Divina. Él
tiene también mucha parte en el amor a los Sagrados Corazones de
Jesús y de María. Tras predicar una nueva misión San Juan Eudes
muere en el año 1680.