Entre los años 60 y 80 del siglo XX numerosos países de la vieja Europa se vieron afectados
por el expolio de antigüedades, especialmente arte religioso. Era una tormenta perfecta: el
Concilio Vaticano II había animado a muchos clérigos rurales a desprenderse de las viejas
imágenes de la piedad popular y el auge económico hizo que muchos coleccionistas se
volcaran a adquirir el viejo arte sacro europeo, no siempre de manera lícita. Fue el mayor
expolio de patrimonio cultural de la historia reciente de Europa, pero apenas se ha
desvelado.
“El Ángel Negro” cuenta la historia de uno de estos robos en una remota aldea gallega y la
lucha de los vecinos por recuperar una vieja talla que para ellos significa mucho más que la
imagen de una santa y que además esconde antiguas verdades. Una ancestral comunidad
rural que encierra secretos traumáticos, y que no duda en unir sus fuerzas -las fuerzas de
los subalternos- para intentar recuperar esta preciada figura, con los medios que sean
necesarios y llegando, si hace falta, hasta el confín del mundo.
Basada en hechos reales, en “El Ángel Negro”, los supuestos detectives -un capitán de la
Marina Mercante recién jubilado y aficionado a la Historia local y un tabernero que es
contrabandista de tabaco ocasional- sólo son una parte más de la trama de la
investigación. Toda una comunidad colabora en una investigación que atraviesa mil años
de historia, tejiendo una red que se extiende en el tiempo y el espacio: desde la turbulenta
Edad Media gallega hasta la Escocia de María Estuardo, del narcotráfico a la emigración,
de la Guerra Civil a la Transición, y de la Costa da Morte hasta África y Nueva York; todo ello
desde los espectaculares escenarios de la Costa da Morte de Galicia.