En la barriada, en el gueto, en los parches, con los fulanos, los socios, pareceros, amigos, llaverías, ñéros y un sin fin de apelativos que consuman la identidad de los vivos y su realidad con la calle; Una realidad desbordada para todas las clases sin estrato social, sin razón de color, edad, o ideología; simplemente direccionada en una sola fuente, “Su humanidad” Delirante bajo la ansiedad por la necesidad del dealer, o el jivaro de turno o muy seguramente de la banda que con su carga avariciosa, ostenta la línea reflejada en ganancias mal ávidas, a razón de sus incautos pocos razonables consumidores, aun por encima de la misma vida. Razón que por herencia dejaron los capos en los espacios comunes de una sociedad fumada por el arribismo del placer; Quienes bajo pretensiones de su malicia indígena, yerguen la semilla maldita, corruptora seres y decisiones instantáneas, semilla que aún sigue emergiendo en el subconsciente de sus condenados. Entonces, ¡Oiga, mire, vea! clamarían las calles al derrotero del costal, al caminante así como al que conduce en dirección a su indigencia mental. ¡No más! ya me es suficiente con lo poco que he atrapado de este mundo sin piedad. ¡Reacciona! pues lo único que realmente has necesitado se diluye en una sola oración, cual única droga pasaporte de tu libertad. El amor por ti y nada mas que eso “El Amor por ti”