El psicoanalista –que avanza convirtiendo los mensajes que envía el
inconsciente en un discurso racional – cree que, una vez que el paciente
descubre la causa de sus síntomas, éstos cesan... ¡Pero no sucede así!
Cuando emerge un impulso del inconsciente, sólo nos podemos liberar
de él realizándolo. Para lo cual la psicomagia propone actuar, no sólo
hablar. El consultante, siguiendo un camino inverso al del psicoanálisis,
en lugar de enseñar al inconsciente a hablar el lenguaje racional enseña
a la razón a manejar el lenguaje del inconsciente, compuesto no sólo de
palabras sino también de actos, imágenes, sonidos, olores, sabores o
sensaciones táctiles. El inconsciente acepta la realización simbólica,
metafórica. Para él una fotografía no representa sino que es la persona
retratada, considera a una parte como el todo (los brujos realizan sus
hechizos sobre cabellos, uñas o trozos de ropa de sus posibles víctimas);
proyecta las personas que pueblan su memoria sobre seres reales o cosas.