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Tema: Consolados
Texto: Juan 14:16

Introducción
Consolador: Que ayuda a alguien a aliviar su dolor con palabras o hechos.

O.T Veamos de que forma el Espíritu Santo nos consuela.
1. El Espíritu Santo nos consuela dirigiendo nuestro camino.
a. La incertidumbre de la vida nos atormenta.
b. La toma de decisiones se convierte en nuestro verdugo.
c. Los apóstoles sentían el pánico de la ausencia de Jesús.
d. Jesús sabiendo les provee un consolador que les haga palpar que no están solos.

2. El Espíritu Santo nos consuela en medio de la impotencia.
a. Él es quien produce el fruto en nuestras vidas.
b. Él nos acompañaría en los tiempos de soledad. Job 16:1-5

3. El Espíritu Santo nos consuela en medio de la perdida de cosas buenas.
a. Jesús expreso la siguiente frase “Les conviene que yo me vaya”
b. Cuán difícil sería para los apóstoles comprender esta verdad.
c. Nos cuesta muchas veces entender que cosas buenas deban irse para que vengan mejores.

4. El Espíritu Santo nos consuela mostrando la verdad de Dios.
a. Conocer la verdad del plan de Dios para nosotros produce paz.
b. Conocer la verdad de muchos eventos nos consuela (Sueño vrs Realidad)
c. La ignorancia de la verdad nos hace vivir como mendigos siendo príncipes.
d. Mark Twain habla del día que el rey y la reina de un país lejano estaban trayendo a su nuevo hogar a un pequeño príncipe del Hospital Real. De camino a casa su carro chocó con el carro de un hombre pobre. En el vehículo de los humildes pobres hombres estaba su esposa y un nuevo bebé a casa desde la casa de la partera. En la confusión del momento, las dos parejas recogieron a los bebés por error y el pequeño príncipe se fue a casa para ser criado por el pobre y su esposa.
A medida que el bebé creció en la infancia, se vio obligado a salir a las calles y mendigar por comida. Sin embargo, desconocidas para él eran las mismas calles que pedía en la que le pertenecía, ya que eran propiedad de su verdadero padre. Día tras día iba al palacio y mirando a través de la verja de hierro el niño jugando allí y decía: "Hombre, si yo fuera un príncipe." Por supuesto, ¡él era el Príncipe! Pero él no tenía conocimiento de ese hecho.
Vivió toda su vida en la pobreza debido a que no sabía quién era en realidad, ya que no sabía "quién" era su padre.

Conclusión
¿Te sientes como mendigo o como príncipe?