VIOLENCIA INSTITUCIONAL: ¿UNA FALLA EN EL SISTEMA O UN SISTEMA QUE FALLA?
Este interrogante, formulado en el marco de la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional, nos sitúa en el tema a debatir: la violación de DD.HH causada por la acción u omisión de acciones por parte de agentes del Estado, tanto en el ámbito público como privado.
El caso Luciano Arruga vuelve hoy a interpelarnos. Con los escasos datos constatados hasta el momento, podemos afirmar que tanto él como su familia fueron víctimas de la violencia y/o desidia de múltiples agencias del Estado, representadas en los ámbitos policial, sanitario y judicial.
En la “Marcha de la Gorra”, convocada el último miércoles ante la aparición de su cuerpo, se denunció que los ataques contra los jóvenes en los barrios pobres “no son casos aislados”, porque “las instituciones policiales legitiman un clima de guerra contra un estereotipo de delincuente y encuentran en la lucha contra el crimen un peligroso discurso que fundamenta su despliegue e intervención territorial constante y creciente en zonas vulnerables de la CABA y el Gran Buenos Aires”. Agregaron que en la actualidad “se presentan escenarios similares en distintos países del continente, con resultados sociales y políticos de alto riesgo para los pueblos”.
En las pancartas de los manifestantes podían leerse frases como “Seguridad es inclusión a los pibes”, “Detrás de cada gorra hay un pibe con su historia”.