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En el Hotel Majestic, el dia 6 de marzo 2010 el presidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva, condecoró a José Mª da Conceiçao Nunes, su última película Res Publica se estrenó el día 5. También se proyectó durante el ciclo Rambleros su “Noche de vino tinto”, una de esas películas que los intelectuales llaman de culto.
Las películas de Nunes son para minorías porque así lo ha pretendido siempre este anarquista nacido en Portugal y uno de los mejores representantes de la llamada Escuela de Barcelona, aquello tan intelectual, tan de señoritos con pretensiones cinematográficas. Sólo Nunes, uno de los nuestros, no era señorito y si antes lo he llamado anarquista, no piensen ustedes en ninguna bomba sino en fraternidades universales, en abrazos sinceros. Abrazos como el que Nunes, ya con el collar de la Condecoraçao en su cuello, ofreció al presidente de Portugal. Cavaco Silva se sorprendió un poco, pero Nunes logró que todos los presentes, incluidos los miembros del séquito presidencial, nos abrazáramos. Como si estuviéramos en una misa de las de ahora.
Me parece muy bien que, aunque tarde, Portugal reconozca oficialmente el talento de Nunes. Lo que no entiendo es por qué en la ceremonia del jueves no estaba presente ninguna autoridad de la cultura catalana y barcelonesa. Nadie supo o quiso decirme si habían sido invitados, pero yo eché en falta a alguna de nuestras autoridades, que lucen más cuando alguno de los presentes es anarquista de los buenos.
El jueves, mientras bebía vino blanco portugués, con el abogado Mateo Seguí y sin que se diese cuenta Nunes quien no soporta el color blanco y, además, niega su existencia, recordábamos la aventura protagonizada por cierto miembro o agente de la policía secreta franquista y el director de cine.
Ocurrió en los tiempos prohibidos. Nunes dijo en voz alta muchas cosas prohibidas, pero aquel policía, se le acercó y le dijo: «Tendría que llevármelo detenido, pero ha dicho usted unas cosas tan bonitas, que… le dejo aquí, con sus amigos».
