Listen

Description

No estoy donde debo, debió pensar janis cuando decidió dejar el claustrofóbico Port Arthur que la vio nacer, una pequeña ciudad cuya única distracción era visitar la estafeta de correos para ver las fotos de los últimos delincuentes más buscados.

La chica de nadie, la cerda, como la llamaban sus compañeros de instituto, dejó el hogar familiar para recorrer su propio camino.

Atrás quedaba una adolescencia poblada de granos y kilos. Y la desolación de saber que tampoco las chicas de su edad aprobaban su rebeldía, que no hacían causa común. Y esa natural, a la vez que fascinante experiencia estética, le proporcionó las agallas para salir corriendo y gritar, gritar muy fuerte.

No estoy donde debo, debió pensar Billie Holiday, recordando el sufrimiento de la niña Eleonora en su infancia, abandonada, maltratada, ninguneada en su condición de negra pobre; un pensamiento que posiblemente la llevó a romper su voz y sus venas en las calles, a los tugurios donde fantasmas sin rostro la zarandeaban para gastar el usufructo de su genio, a la tristeza por la comtemplación de esa fruta extraña nacida del dolor.

De los árboles sureños pende una extraña fruta
Hay sangre en sus ramas y sangre en sus raíces
Cuerpos negros que balancea la brisa del Sur
Extraña es la fruta que cuelga de los álamos.

Por ellas, porque me enseñaron a amar la música y, lo más importante, a perseguir un lugar donde estar.