A 1750 metros sobre el nivel del mar en el Valle de Cafayate, los viñedos de malbec de la propiedad que originalmente marcó a la familia fundadora y que comenzó la revolción del vino argentino con la contratación de consultor Michel Rolland, dan una fruta que tiene mucho carácter y permite degustar otra cara del malbec argentino.
Sin paso por madera, este Privado tiene ricas notas de vainilla y una concentración muy particulas de sabores y aromas para ampliar la plaeta gustativa.
Por su delicadeza y elegancia, es perfecto para derribar el mito de que los buenos malbec son, por naturaleza, agresivos y pesados.