Hacer un pacto con Dios se enfoca en un compromiso personal y una entrega de la vida, que se expresa a través de la oración, la lectura de la Biblia y la búsqueda de una transformación interior. Este proceso implica pedir perdón por errores pasados, confiar en su voluntad y vivir con obediencia y fidelidad, siendo Dios quien extiende la invitación inicial. En resumen, implica aceptar su invitación, purificar la vida y comprometerse a vivir de acuerdo con sus propósitos.