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“Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?” Gálatas 2: 11-14
Creo que todos en algún momento han escuchado la frase “esa persona tiene dos caras” o también se dice “hay que ver las dos caras de la moneda”. Esta frase no es ajena al comportamiento de muchos personajes bíblicos. Los apóstoles Pablo y Pedro tuvieron una confrontación nada fácil. Pablo le exhortaba a Pedro, que porque él se comportaba de dos maneras. Con los gentiles comía de todo, y compartía con ellos libremente. Pero cuando llegaron los judíos que practicaban aun la circuncisión y creían que la salvación era por obras y no por gracia, el comportamiento de Pedro cambiaba. Así es el comportamiento de algunos creyentes que cuando están en la iglesia hacen todo lo que los cristianos hacen, pero cuando están en otro lugar con personas que no son de la iglesia, se comportan igual que los no creyentes. Es lógico y muy obvio que esto no debe de ser así.