“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles.” Lucas 9: 23-26
La enseñanza directa del Maestro fue muy clara. Quieres ser seguidor mío? , quieres llamarte mi discípulo? o quieres decir que eres cristiano?. Lo que tienes que hacer es negarse a sí mismo. Esto es una dependencia de Dios y tener una prioridad de servir a Cristo y no nuestros propios intereses.
Discipular con el modelo de la cruz, no a todas las personas les va a gustar o se van a sentir cómodos, ya que la misma Palabra nos confronta todos los días. Jesús les dijo que tomar la cruz no era solo el domingo, o el día que una persona asiste una iglesia. Tomar la cruz es un asunto de todos los días.
El no pasar por la cruz es tan peligroso como perderse. El Maestro lo dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. El Señor nos llama a la cruz todos los días, solo así es posible reconocer que debemos de renunciar a cosas que pueden distraernos del objetivo principal que es Cristo.
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