“Se me estremece el corazón dentro del pecho, y me invade un pánico mortal. Temblando estoy de miedo, sobrecogido estoy de terror. ¡Cómo quisiera tener las alas de una paloma y volar hasta encontrar reposo!” Salmo 55: 4-6
Los salmos reflejan las vivencias del hombre, en cuanto a las diferentes dificultades que pasamos en este mundo, mas siempre tienen una palabra de aliento y esperanza.
En una oportunidad viajaba del estado de Virginia hacia la Florida, en los Estados Unidos. Al momento de despegar el piloto anunció a todos los pasajeros que en el trayecto íbamos a pasar algunas turbulencias, por lo cual debíamos de estar atentos a las indicaciones de la tripulación. No habían transcurrido dos minutos, cuando la primera ráfaga de viento sacudió el avión como si la aeronave fuera de papel. Después de algunos gritos de los pasajeros, un silencio se posó sobre todos. El piloto comenzó a subir con toda la potencia, la máxima velocidad, a lo que podemos creer que era para volar sobre las nubes turbulentas. Esos minutos se hicieron eternos, el movimiento era muy fuerte, adicional la luz blanca de los relámpagos iluminaba todo el interior del avión y una lluvia torrencial me recordaba los días de Noé. En un par de minutos el avión se estabilizó, escuchamos la famosa campanita que anuncia que podíamos soltarnos el cinturón.
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