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Hoy en este editorial voy abrir fronteras y centrarme en la guerra televisiva de cada año y que no gusta a nadie. Los horarios que se ponen en algunos partidos son vomitivos. Jugar a las 23:00 horas un partido como lo hará el Atlético de Madrid, es una falta de respeto al jugador y al aficionado. Estar en un estadio a la una de la madrugada rompe con lo cánones de toda regla razonable. Y lo peor de todo esto es que nadie puede hacer nada por evitarlo. Los presidentes de los clubes están sometidos a lo que la televisión quiera. Porque sin televisión habría que cerrar todos los clubes en España. Sin el pago de la televisión, el jugador no podría cobrar lo que cobra. Por lo tanto, para que todo pudiera ser como antaño, los clubes deberían amoldar sus presupuestos sin el dinero de la televisión, lo que llevaría a la emigración de los grandes jugadores de nuestra liga. Una utopía. Por lo tanto, por mucho que vociferemos, habrá que tragar con lo que la televisión desee. Si hay que jugar a las 21:00 horas un viernes, habrá que jugar aunque el socio de cada club esté trabajando y no pueda ir. Los clubes han preferido ver las gradas vacías pero que no falte el ingreso de la tele. El socio ha quedado en un segundo plano.
Y en esa guerra del fútbol si nadie lo remedia, el grupo Prisa pueda ir al caos. Aparte de la deuda millonaria que tiene el ex imperio de Polanco, sin el fútbol se le calcula que la baja de abonados puede rondar en el millón y medio. Una anarquía. Lo que supondría unas pérdidas que podrían llevar a Prisa a la quiebra definitiva. En todo caso, Mediapro, el imperio de multimillonario de izquierda, Jaime Roures, se ha quedado sin la financiación gubernamental que le otorgaba por la cara, el anterior gobierno de Zapatero. Sobro decir que Mediapro su ha financiado con dinero del estado en los últimos ocho años. Ya perdieron la Formula Uno que coincidió con la caída del ex presidente del Gobierno.
Es lo de siempre. Y a las emisoras modestas como esta, nos cobran un millón de pesetas por transmitir los partidos del Recreativo. Una barbaridad. Pero ojo, que aquí el Recreativo nada tiene que ver en la historia. Es el imperio de Mediapro y la LFP los que implantan la norma.
En un país que desangra económicamente, el fútbol vuelve a ocupar los primeros planos de la actualidad. En los despachos la guerra sigue abierta, mientras que el césped los profesionales protestan y con razón por los irrespetuosos horarios.