“La existencia socialmente más perfecta y mas dichosa que pueda imaginarse sería sin duda la cosa más inhumana del mundo, si no estuviese acompañada de una autentica renovación de la vida interior; de la misma manera que la vida interior no sería más que pura mistificación si se replegase sobre sí misma en una especie de egoísmo refinado” (H. De Lubac, p. 253; cf. Baltasar, Urs Hans von, Henri de Lubac. La obra orgánica de una vida, p. 39).