Desde sus inicios, en 1992, el proceso de desclasificación llevado a cabo por el Mando Operativo Aéreo (MOA) del Ejército del Aire fue objeto de duras críticas por parte de los medios comerciales que basan su existencia en la divulgación sensacionalista. Existe un amplio y productivo mercado en torno a las supuestas visiones de fenómenos extraños -asociados en la mentalidad popular a aeronaves de procedencia extraterrestre e implícitamente defendidos como tales por estos medios amarillistas-, de tal forma que continuamente se hacen eco de nuevos avistamientos, que transcurrido un tiempo caen en el olvido y no se publica jamás explicación alguna para el supuesto misterio, cuando es sabido que la inmensa mayoría de estos sucesos tiene una explicación prosaica.