Hay veces en las que creemos que Dios ya no puede seguir perdonando, que nunca logramos ser como quisieramos. Alli es cuando tenemos la tendencia a querer alejarnos, y en vez de correr a sus brazos de amor, le damos la espalda y nos escondemos de su presencia.
Sin embargo, "El Alto y Majestuoso que vive en la eternidad, el Santo, dice: «Yo vivo en el lugar alto y santo con los de espíritu arrepentido y humilde. Restauro el espíritu destrozado del humilde y reavivo el valor de los que tienen un corazón arrepentido." (Isaías 57:15)
Nuestro gran Dios solo desea sinceridad, no perfección.
Dice el Salmos 51:17 El sacrificio que sí deseas es un espíritu quebrantado; tú no rechazarás un corazón arrepentido y quebrantado, oh Dios.
Como estás, no pierdas tiempo. Haz una oración, entrega tu corazón. El lo restaura y hace nuevas todas las cosas.