Explicar sin obligar.
Motivar sin presionar.
Confrontar sin imponer.
Explicar que es lo que creemos, lo que nos motiva a seguir el camino de nuestra fe, sin obligar a que el otro crea lo mismo. Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.(1ª Corintios 4:20) algunas veces callar será lo mejor, y dejar que Dios por medio de su Espíritu traiga convicción. (Juan 16:8 )
Motivar, dar aliento, ayudando a las personas a conocer las promesas esperanzadoras que nos dejó nuestro Padre en su palabra, sin presionar. Sin culpar o acusar a nuestro prójimo. Cuando no tiene la misma fe, la misma confianza, la misma esperanza, debemos orar por esa persona. Recordemos que: ... el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.(1ª Corintios 2:14)
Confrontar es complicado, porque a nadie le gusta que le hagan ver lo que está mal. Lo primero y fundamental es hacerlo sin condenar, sin discutir. Cuando te lo nieguen, no entremos en un conflicto innecesario de palabras. Cuando el otro decidió no entender, lo que hagas no tiene sentido.
Dios nos de sabiduría aprendiendo a encontrar el momento y tener el tacto suficiente para no herir innecesariamente.
Lo principal es amar a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Bendiciones
Laura Rendón
