La comunicación con las personas y con Dios, no solo es verbal, hablando de manera audible. Tambien lo hacemos de muchas otras formas.
El silencio, dice. El silencio, escucha.
Algunas veces nos toca a nosotros callar en su presencia. Ahí podemos ser perceptivos, y su Espíritu nos trae a memoria sus palabras, sus promesas.
Hablamos mucho, escuchamos poco.
Dice el Salmos 62:5 Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios, porque en él está mi esperanza.
Tu esperanza nunca debe estar puesta en las personas, porque todos fallamos, no somos perfectos. Tu esperanza debe estar puesta en quien cumple todo lo que te prometio.
Si Dios esta en silencio, nunca pienses que te ignora, o que se olvidó de vos. El permanece siempre fiel.