Capítulo 6 de Un curso de Milagros.
8. Lamento cuando mis hermanos no comparten mi decisión de oír solamente una Voz, pues eso los debilita como maestros y como alumnos. 2Con todo, sé que no pueden realmente traicionarse a sí mismos ni traicionarme a mí, y que sobre ellos es donde todavía tengo que edificar mi iglesia. 3No hay ninguna otra alternativa al respecto porque únicamente tú puedes ser la roca de la iglesia de Dios. 4Állí donde hay un altar hay una iglesia, y la presencia del altar es lo que hace que la iglesia sea santa. 5La iglesia que no inspira amor, tiene un altar oculto que no está sirviendo al propósito para el que Dios lo destinó. 6Tengo que edificar Su iglesia sobre ti porque quienes me aceptan como modelo son literalmente mis discípulos. 7Los discípulos son seguidores, y si el modelo que siguen ha elegido evitarles dolor en relación con todo, serían ciertamente insensatos si no lo siguiesen.