Y al final llego el día, ese día qué o bien no imaginábamos, o bien no queríamos creer, siendo más fácil mirar para otro lado.
Ahora las imagenes y la noticia harán correr ríos de tinta, será carne de tertulia televisiva y como casi todo en este país motivo de enfrentamiento, desgraciadamente se lanzarán cadáveres a la cara, pues ni para esto hay altura política ni de miras.
Algunos se preguntarán si es ético o no, si es necesario o no, si es una cuestión de morbo o debe prevalecer el valor informativo.
Personalmente tengo mi opinión, y creo que es necesario hacer constar la magnitud de la tragedia, no debemos olvidar que en este confinamiento que nos lleva a consumir más cerveza y papas fritas, a maratones interminables de Netflix, y poner en forma nuestra musculatura, hay una realidad tangible: los muertos, el sufrimiento de los familiares y el infinito dolor.
El diario El Mundo publica en su portada de la edición del miércoles 8 de abril la fotografía con los féretros de las víctimas del coronavirus alineados en la actual morgue habilitada en el Palacio de Hielo de Hortaleza (Madrid)
«Cada día llegan a él decenas de féretros, que son sustituidos por otros tantos cuando salen hacia los crematorios», cuenta el periodista Rafa Latorre en el texto de arranque de portada, antes de remarcar en su artículo La gran morgue de hielo que «son imágenes duras, pero en esto consiste la pandemia: muerte y desolación.
Es algo que no se puede soslayar a los españoles porque está muriendo demasiada gente».
Es la imagen de la pandemia que nadie quiere ver. La imagen de esos Palacios de Hielo convertidos ahora en Morgues, palacios en los que alguna vez hubo risas de niños patinando. Leí que un niño decía hace unos días: “Papá yo no quiero patinar nunca más ahí”
Palacios de Hielo, lugares de nombre tan poético, de novela gótica, se convierten ahora en escenario del horror.
Pero por encima de todo, no quiero que esto se olvide, por eso entre otras razones hago este podcast.
Es inmoral reducirlos a números, a meras estadísticas, son seres humanos, nuestros familiares, amigos, vecinos. Despidamos con dignidad a probablemente a la generación que más se sacrificó por este país.
Respeto, por favor.