Uno nunca es el mismo después de una tormenta.
Nunca es el mismo después de algo inevitable que te moja, a veces, aun refugiandote a toda prisa.
Ocurren y hacen ruido y aun así evocan silencios
y te hacen encogerte y tener miedo.
Y aun así son bellas y no dejas
de observar como pasan
y te empapan de muchas cosas:
De sentimientos, de recuerdos, de sonrisas.
Hay tormentas que no caen del cielo.
Pueden ser un instante,
una lucha
un problema
una persona.
Igualmente llegan y te encoges y tienes miedo
y no dejas de observar como pasan
y te dejan tiritando,
con el alma mojada.
Pero la lluvia siempre, después, hace de ese lugar algo con más hierba y más flores,
Y más vida.
Lo mismo pasa con el alma.
Solo tienes que esperar
a que la tormenta pase,
luego entreábrela,
deja
que entre
el sol.
De su libro "Amor y Asco".