Ante las situaciones adversas que se nos presentan en la vida, experimentamos una impotencia de no poder solucionar inmediatamente el problema que nos afecta, y por consecuencia sentimos que Dios nos ha abandonado, pues, aunque pidamos una y otra ves que arregle la situación, sentimos un silencio total de parte de Dios e incluso sentimos una indiferencia. Este episodio tiene como objetivo reflexionar porqué nos sentimos decepcionados de Dios cuando él no actúa como nosotros queremos que actúe y en el momento que nosotros lo necesitamos.