Existimos de un modo acelerado, superficial, lleno de sensaciones pero, vacío de sentido y contenido. Necesitamos, a veces, ser salvados de la rutina y la frivolidad. La belleza, que quizá la reduzcamos a los criterios subjetivos del agrado, puede ser una experiencia profunda que nos salve de esta vida sin sabor... ¡Salvemos la belleza, para dejarnos salvar por ella!
