—Nada, nada. Ya le dije que era para explicarle a mi amigo que no tiene ni idea de esto de meditar y le sirviera de referencia. Con la marihuana es como si flotaras en otro mundo pero luego te pesa el cuerpo, la cabeza, la vida sigue ahí y tú estás más perdido. Vuelves a lo cotidiana aturdido, mareado…
En la meditación, es muy diferente, sientes como un relax, una tranquilidad a tu mente, una paz en el corazón…, que incluso luego lo llevas contigo al salir de meditar. No soy ingenuo, no es una evasión y sé que no me va a resolver los problemas, pero sí que me da fuerza para mis luchas, sí me ayuda a volver a la realidad de forma más consciente. ¿Me entiende?
¡Ah! Y lo que tengo más claro de todo es que mi hijo se va a llamar Zadquiel.
—Sí, te entiendo, ¿vas a tener un hijo? ¿tu novia está embarazada?
—No, pero cuando lo tenga, si es que llego a tenerlo, se llamará Zadquiel.
Gumersindo Meiriño Fernández