Dr. Gumersindo Meiriño Fernández,
—Todo lo que dices en torno al misterio suena bien, parece razonable. Pero quiero insistir en una cosa que nos ha ayudado mucho a los seres humanos. Somos seres que pensamos, por lo tanto, buscamos las razones. —a Carmen le gusta puntualizar bien sus argumentos, por lo que todos la escuchan atentos— no basta con decir “esto es así porque sí” o “porque lo dice tal o cual institución” queremos saber las razones de lo que nos sucede. Ya no creemos, como antes, porque lo dice el pastor, el cura o el rabí, sin analizar y pensar.
—Tienes razón. Aún más en la época en que la ciencia ha dado tantas soluciones concretas a la raza humana. El tema es que la inteligencia humana tiene limitaciones, busca y encuentra razones que son siempre parciales, no absolutas, porque si fueran absolutas dejaría de ser limitado. Eso nos lleva a enfrentarnos a la vida, cara a cara, muchas veces, sin saber los “porqués”. Al llegar ese momento o encaramos la situación o nos paralizamos.