Luisito y su hermanito Patricio, de nueve y siete años, andan muy ocupados en internet buscando fotos porque quieren ayudar a su abuelita. La mamá les mira y no puede entender qué investigan estos dos niños. Por lo cual decide indagar en la computadora en porque no le gusta a Amparo, la mamá que los pequeños anden solos navegando.
…
Pero la historia empezó hace varios meses. Patricio y Luisito viven con sus papás con la abuela, no de mucha edad, pero que lleva enferma, desde que ellos nacieron.
Sus hermanos más grandes que ya están afuera de la casa, dos en la universidad y uno trabajando en Nueva York. Los niños pasan mucho tiempo con la abuela a pesar de que Anselma, así se llama, es una máquina de quejas y reproches hacia los cuatro puntos cardinales. “No sé porqué Dios me tiene todavía aquí. Solo soy un estorbo. Cuando me vaya, van a poder vivir tranquilos. No sé para qué vivo. Vosotros no me entendéis. Cuando me muera seréis libres….” Entre otros tantos dichos victimarios y quejosos, que son diarios y constantes…
Los pequeños, por fin, encontraron lo que buscaban. Mamá Amparo se despistó unos minutos, los suficientes para que Luisito y Patricio imprimieran unas fotos a todo color y salieran corriendo a la habitación de la abuela felices y contentos.
-¡Abuelita, abuelita, mira lo que te traemos…!
A la abuela casi le da un ictus al ver las fotos. -¿Qué es esto?- pregunta.
-Son cajones de muertos- responde Patricio- para que elijas uno en el que te metamos para cuando te vayas. Porque si piensas morirte, vas a necesitar uno, ¿no? Hemos elegido varios de los que nos gustan.
-Sí, abuelita elige uno- dice Luisito- y luego, como tu dices…, ¡seremos libres!
La abuela empieza a gritar y a reñir a los niños. Con lo cual acude mamá Amparo corriendo pensando en qué travesura estarán metidos estos dos…
-Mira, lo que me traen tus hijos, fotos de cajones de difuntos para el día de mi entierro. ¿A ti te parece?- grita enojadísima Anselma.
Amparo, mientras finge enojarse mucho y corrige a los niños por su falta de tacto, no deja de escapar una sincera sonrisa comentando por la bajo, “¡es hermoso el cajón de la abuela!”.
Gumersindo Meiriño Fernández
NB Acontecimiento basado en hechos reales y constatables, en varias ocasiones. Cada uno saque las conclusiones que mejor le parezca, con la misma libertad de Patricio y Luisito.