La comparación
Desde la más tierna infancia he escuchado el viejo refrán que dice, “las comparaciones son odiosas”. Al principio, seguimos en los primeros años conscientes de la existencia, analizaba qué querrían decir con eso. Al ir creciendo me he dado cuenta de que es un deporte bastante común en el ser humano el de compararse con los demás. La persona siempre hace referencia a lo conocido y lo confronta con lo desconocido y de ahí saca su propio análisis de la realidad.
Conversaba un español y un argentino el otro día con estas palabras: ?En Europa es distinto, el orden, el cumplimiento de las normas, por ejemplo en el tránsito son más rigurosos. A lo que contestaba el europeo: ?Pero en Argentina y Sudamérica en general la gente es más educada, más dulce, más cercana…
El otro día Katia Gibaja, experta conocedora de la cultura andina y de su idioma el “quechua” explicaba que esta cultura nunca hacía comparaciones. No se refería a vivir “mejor” o alimentarse “mejor”, o comportarse “mejor”, o de ser “el mejor”, ellos hablan del “buen vivir”, “el buen comer”, “el buen comportamiento”.