Canto de meditación de los Monjes de Santa María de Huerta, con el Salmo 90 de las Completas de Pascua.
Salmo 90
Lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación.
Aleluya.
Tú, que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: “¡Refugio mío, Alcázar mío!
Dios mío, confío en Ti.”
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta,
te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás,
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno
ni la flecha que vuela de día
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta
al medio día.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Nada más mirar con tus ojos,
verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
“Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación”.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por lo siglos de los siglos. Amén.
Lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación.
Aleluya.