Listen

Description

Nos encontrábamos una vez a la semana teníamos sexo, bebiamos cervezas y leíamos a Proust, todo en ese orden. Ella se preocupaba por leer a Proust correcta y sigílosamente, a mi me molestaba que no tomara notas al margen de sus libros.

Recolectabamos piedras de un río que no era un río sino un lago artificial pero le llámabamos río para sentirnos especiales.
¿Nos amamos alguna vaz por esos días? No lo sé pero encontramos algo de paz y libertad estando juntos, escuchabamos guitarras desde las trincheras, mientras la guerra y la muerte se jugaban en la ciudad. Todo parecia lejos, lo suficientemente lejos para dormir tranquilos.

Viajamos por todos los países, aún los no reconocidos mientras soñabamos despiertos situaciones que no iban a ocurrir. Sabiamos que no funcionaria entre nosotros, sabíamos que nos querrriamos siempre pero llegado el momento partiríamos lejos, ese es el precio de la libertad: la soledad; y no habia otra cosa en el mundo que desearamos más. Nos aterraba la idea de que existiera en el mundo alguien tan parecido a nosotros; nos aterraba por que sabiamos de todo lo que éramos capases... y lo que no.

Escuchábamos canciones que se mezclaban con los ruidos del sexo, tan sobreestimado, tan necesario. Y hasta entrada la madrugada leíamos, rodeados de semen sudor y fluidos, nos quédamos dormidos, enroscados, una madeja de miembros humanos. ¿Reconocernos?, ¿Cómo, cuando se está tan enredados, tan implícitos en un crimen voluntario?

Por esos días fuimos felices. Nos vestíamos, listos para experimentar la libertad de la que éramos capaces, una vez a la semana, una noche a la semana y una huida de madrugada. Y escribo en pasado por que el futuro no es de confianza, y aún no se sí lo lograremos la semana entrante.