Caí por el precipicio
como una bola de fuego que se extingue,
como nieve
que se transforma en lluvia,
que se transforma en lágrimas,
que se transforma en suplicio,
que se transforma en nada.
Caí arrastrado por el lodo,
abandonado de voluntad,
exangüe y decepcionado,
derrotado y rabioso,
notando,
sin mover un dedo,
cómo la vida se me iba
de entre los labios lánguidos,
indolentes,
fríos,
cuarteados,
por los ojos sin iris,
sin brillo,
sin retina.
Caí y seguí cayendo,
rodando como una piedra,
como una madeja de hierba quemada,
rodando mis brazos y mis pies
rodando mi cabeza,
rodando mi vergüenza, mi orgullo,
rodando mi nostalgia,
mis sueños,
rodando en torrentes de hiel
que descendían,
que giraban,
que se hundían sin cesar,
sin espacio ni tiempo,
sin fondo ni miedo,
sin compañía,
sin suspiros ni mordiscos,
sin abrazos de vida o de muerte,
cayendo al vacío,
vacío de luz,
vacío de ti,
de tus ecos,
de tu vuelo de paloma,
vacío de amor.
Caí por el precipicio,
por el hueco de las sombras,
por las faldas del volcán,
por el despeñadero de las bestias,
por el sumidero del infierno.
Sin que tus gritos detuvieran ni un instante mi caída,
sin que tus manos me agarraran lo suficiente,
sin que la ropa rasgada te sirviera de asidero,
caí a peso del dolor,
del tormento atado a mi garganta,
arrancado de cuajo de tus entrañas,
de tus baños de oscuridad y estrellas,
de tus dudas,
caí asido de los hombros,
por ganchos en mis pies,
dando vueltas y tumbos,
sin resistencia,
sin la voz interior
que me animara en otro tiempo a seguir,
a levantarme,
sin el sonido límpido de la esperanza
en otra vida,
en una vida nueva.
Caí sin término ni principio,
caí desnudo y despellejado,
y sordo y mudo y ciego,
hasta no ser quien era,
hasta no ser nada,
hasta no ser más que nada.
Autor: Raúl Tamarit Martínez
Música: Yiruma-River Flows in You (Cello Piano Orchestral)