Me cansé de escribirte,
me cansé de inventar palabras,
y de coserlas a tu cuello
como un collar de esmeraldas.
Me arrepentí de los poemas
que crecieron al calor de tu vereda,
hoy pradera estéril,
donde agonizan apenas las sílabas
envueltas en tus besos de cera.
Me harté de dibujar tu tristeza,
me cansé de levantar
el peso muerto
de esa derrota que te hundía
en la estela de tu travesía
hacia ningún puerto.
Y te vi marchar
melancólicamente,
te vi desaparecer
como una rama en el fango,
como una flor que en el infierno
se consume en las llamas
callando un adiós
que aún muero esperando.
Me cansé sin querer
de tanto ir y volver,
de tanto llenar y vaciar,
de empujar y retroceder,
de acarrear y soltar,
de amarte y desamarte,
incapaz de detenerte,
sin poder saciar mi sed
crecida, incontinente
hasta rajarme la piel.
Me cansé de escribirte
en el espejo en que te ves,
en las palmas de tus manos
con la tinta negra que rebosa
desde mis venas
hasta la planta de tus pies.
Que no hay sendero para andarte
que no hay destino,
que no fue posible por mi parte
encontrar amor
en tu oscuro bosque,
sin camino para amarte.
Autor: Raúl Tamarit Martínez
Música: Nicholas Spanos Si me vers avaient des ailes