No te olvidaste de nada.
Recogiste toda tu ropa,
tus útiles de aseo,
algunas fotos antiguas,
cartas que guardabas,
figuras de la entrada,
un par de láminas colgadas,
tu maquillaje y tus pinturas,
las cortinas azules de la ventana,
y trizaste el retrato que te hice
por no dejarte nada...
Y la casa parecía en ruinas
cuando volví,
parecía...
un páramo yerto
de tierra quemada y hostil.
Pero no te lo llevaste todo.
Te dejaste algo aquí.
Se te olvidó la compasión,
cuando me diste por muerto,
pero me dejaste vivir.
Autor: Raúl Tamarit Martínez
Música: Schubert-Serenade