Parecías triste.
Sentada en la fuente del jardín,
descalza,
con los pies pintados de tierra y polen,
girabas la cara para ver los peces
anaranjando el corazón del agua.
Me acerqué a ti
con una rosa en la mano
y me sonreíste.
¡Qué hermoso el jardín aquel atardecer!
Me quedé de pie acariciando tu pelo,
y levantaste la cara.
Uno a uno, dejé caer los pétalos
en tu frente,
en tus ojos entornados,
en tu boca,
en tu sonrisa soñadora.
Pero el último, cubierto de rocío,
lo puse en tus labios, y te besé.
Aquel beso quedó flotando en el aire
mientras nuestras risas recorrían
las sendas del jardín
para siempre.
El tiempo ha secado mis manos,
y tú no estás conmigo.
Pero hoy,
me siento en la fuente descalzo,
recordándote,
y soñando
que esta vez
eres tú quien se acerca sonriendo,
y el manojo de rosas de tus manos
lo deshojas en silencio
sobre mi alma.
Autor: Raúl Tamarit Martínez
Mísica: Yiruma - The moment