Tenías razón.
Ahora que reparo,
ahora que mi aleteo
se detiene sobre el viento,
y desde lo alto de mis recuerdos
miro el brillo de tu pelo,
tus labios que reían,
y regresan los inviernos
que se deshacen
con la bruma y el hielo.
Tenía razón el espanto
al escapar de tus ojos,
sería un loco si no lo admitiera.
Tanto amor no es bueno,
cuando vive esperando...
Qué equivocado estaba queriendo,
queriéndote como a nada,
como a nadie,
secando tus miedos con la tela
blanca de mi almohada,
abriendo el camino,
rindiendo las ramas,
apartando flores y espinos
para que pasaras.
Cuánta razón tenías,
que no valía la pena
que me recostara a tu lado
hasta que el dolor amainara,
que te cuidara,
como el guardián
de tus noches y tus sueños
sin dueño en las madrugadas.
Qué razón tenías
al retener mi mano que pretendía
prender la llama que te cobijara,
al sellar con un dedo mis labios
para acallar la palabra,
la frase precisa
que te enamorara.
Qué equivocado estaba
creyendo
que cuando uno ama
la sola fuerza del amor
abriría las puertas y ventanas,
del corazón que amas.
Qué equivocado
al intentar encender
ese mágico brillo en tus ojos
que convirtiera en sol mi pecho,
y en invencibles mis brazos,
en vez del brutal vacío
que cubrió de indiferencia
mi lecho.
Cuánta razón tenías,
y yo no lo aceptaba,
que tu alma y la mía eran tan distintas,
que jamás se unirían,
que aunque yo me empeñara
permanecerían
separadas para siempre,
como el aceite y el agua.
Cuánta razón tenías,
y yo,
qué equivocado estaba.
Autor: Raúl Tamarit Martínez
Música: desconocido