Veremos hoy la capacidad transformadora de la Palabra de Dios para cambiar vidas, transformarlas.
Podemos observar la vida de Pablo y nos impresiona, en gran manera, su gran conversión y giro radical de 180º. De este modo el que perseguía, se convirtió en perseguido, quien blasfemaba se convirtió y confesaba y predicaba a Jesucristo. Quien llevaba a los creyentes a cárceles y prisión, fue encarcelado, quien consentía la muerte fue intentado matar en diversas ocasiones, veamos:
1ª Timoteo 1:12 “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, 13 habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor(B) e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.”