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Miramos el Universo y quedamos impresionados por sus dimensiones, misterios, contenido, y todo queda ralentizado y microscópico ante tanta belleza e infinita grandeza. Pero todo cuanto vemos no es más que una pequeña muestra de lo grande que es nuestro Dios.

Podemos entender mejor el Salmo 121:
Sal 121:1 “ Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.
3 No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda.
4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel.”

El mismo Dios que hizo y creo este universo, tan indescriptible y maravilloso, también se ha detenido para amarnos. ¡¡¡Somos Su creación!!!. Nos ha hecho Sus hijos. Son muchos los misterios que esconde nuestro Dios, misterios ocultos a los sabios pero que Dios ha revelado a Sus hijos.

Mateo 11:25 “En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
26 Sí, Padre, porque así te agradó.”

1 Corintios 2:6 “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.
7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, 8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.
9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.(B)
10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”

Veremos hoy, al mismo tiempo que la grandeza de la creación, también la grandeza del CREADOR, a quien servimos y amamos y en quien queremos crecer cada día más en sabiduría.

Podemos entender perfectamente al salmista cuando dice:
Salmo 8:3-4 “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste,
4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?”